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Emociones

Emociones ¿Qué son y para qué sirven?


  • Las emociones son respuestas o reacciones fisiológicas de nuestro cuerpo ante cambios o estímulos que aparecen en nuestro entorno y en nosotros mismos.
  • La palabra “e-moción” significa “movimiento hacia”.
  • Existe cierto grado de acuerdo en considerar la existencia de 6 emociones básicas.
  • Las emociones nos sirven para aprender, para relacionarnos con los demás y para actuar.
  • Nuestras emociones tienen defectos y pueden impulsarnos a cometer errores.

 

“Sentir es un privilegio y aprender a identificar y expresar nuestras emociones, nos ayudará a acercarnos a nosotros mismos y a quienes amamos”

Es probable que te sorprendas a ti mismo haciéndote esta pregunta y no encontrando una respuesta firme que pueda darle respuesta. Si es así, la causa más común radica en que muchos de nosotros no hemos tenido una adecuada educación emocional que haya fomentado el óptimo desarrollo de nuestra inteligencia emocional.

Algunas personas piensan que las emociones juegan un rol importante solo en situaciones románticas o en una confrontación física; en realidad, las emociones están en todos lados. Nos ayudan a tomar decisiones, entender el mundo y son cruciales en todas nuestras interacciones.

La abundante base experimental existente permite concluir que, si bien todas las personas venimos al mundo con un temperamento (programas de reacción automática o serie de predisposiciones biológicas a la acción) determinado, los primeros años de vida tienen un efecto determinante en nuestra configuración cerebral y, en gran medida, definen el alcance de nuestro repertorio emocional. Pero ni el temperamento ni la influencia de los primeros años de vida constituyen determinantes irreversibles de nuestro destino emocional, por ello, la puerta para el desarrollo de nuestra inteligencia emocional siempre está abierta.

¿Qué son las emociones?

Las emociones son respuestas o reacciones fisiológicas de nuestro cuerpo ante cambios o estímulos que aparecen en nuestro entorno y en nosotros mismos. Por ejemplo, si estamos cruzando la calle distraídos y escuchamos el ensordecedor sonido de un claxon (estimulo externo) cerca, nos asustaremos. También puede ocurrir que estemos viendo tranquilamente una película en el sofá de nuestra casa y aparezca en nuestra mente un recuerdo (estimulo interno) que nos entristezca.  Las emociones se experimentan a través de cambios fisiológicos, cognitivos y conductuales.

La raíz etimológica de la palabra “e-moción” nos da mucha información acerca de su significado. En latín “movere” significa moverse y el prefijo “e” denota un objetivo. La palabra emoción, desde el plano semántico, significa “movimiento hacia”. Las emociones nos ayudan a aprender cosas nuevas, entender otras e impulsarnos a la acción. Buen ejemplo de ello sería la conducta de chillar de una persona ante un susto o la conducta de estudiar aplicadamente un tema que te apasiona. Son vitales para el ser humano ya que nos permiten vivir adaptados y plenamente.

Las emociones siempre aparecen tras los pensamientos (que aparecen en la conciencia o no) y dan lugar a acciones que suponen unos resultados.

  • Estímulo/situación => Pensamiento => Emociones => Acción => Resultado

Según lo anterior, si nuestras reacciones no son adaptativas y nos impiden conseguir nuestros objetivos (realistas), la causa próxima estaría en nuestra forma de ver el mundo, a nosotros mismos y a los demás. Si ajustáramos esa visión general del mundo, conseguiríamos resultados diferentes y más adaptativos, es decir, nos sentiríamos mejor y más satisfechos.

Existe cierto grado de acuerdo en considerar la existencia de 6 emociones básicas. Todas ellas constituyen y forman parte de procesos de adaptación y existen en todos los seres humanos, independientemente de la cultura en la que se hayan desarrollado. Se agrupan en emociones agradables, neutras y desagradables:

Agradables:

  • Alegría: para disfrutar de lo que acontece y repetir.

Neutras:

  • Sorpresa: para indagar más en lo ocurrido.

Desagradables:

  • Tristeza: para llorar y refugiarte.
  • Miedo: para evitar, huir o atacar.
  • Ira: para establecer límites y protegerlos.
  • Asco: para expulsar o alejarte.

Cuanto mejor conozcamos las emociones, mejor Inteligencia Emocional tendremos y más felices estaremos. Identificarlas correctamente nos ayudará en la tarea de transmitir una educación emocional a nuestros hijos que les ayude a crecer con una autoestima y confianza en sí mismos.

¿Para qué sirven las emociones?

Las emociones nos ayudan a aprender de nuestros recuerdos. Cuando nuestro cerebro almacena experiencias, no simplemente recopila hechos; también registra nuestros sentimientos y estos sentimientos nos ayudan a aprender. Por ejemplo, si un niño toca un horno caliente, experimentará un dolor intenso. Solo pensar en volver a tocar otro horno en el futuro, hará que se dispare el recuerdo de ese dolor y sufrimiento. De esta forma, las emociones evitarán que le pase lo mismo otra vez.

Otro beneficio de las emociones es la forma en la que nos ayudan a interpretar los sentimientos de otros, lo que a su vez nos ayuda a predecir sus acciones. Es decir, nos ayudan a relacionarnos con los demás. Por ejemplo, imagina que te estás enfrentando a un hombre colérico. Por su lenguaje corporal (quizás sus puños o su tono de voz) puedes descifrar su estado emocional. Sabiendo esto, puedes predecir sus acciones futuras; por ejemplo, estar a punto de golpear a alguien.

El último beneficio que mencionaremos es el impulso para actuar. Requerimos de nuestras emociones para poder reaccionar rápidamente ante una situación. Por ejemplo, el hombre colérico del ejemplo anterior; si creemos que puede estar cerca de explotar, nos sentiremos amenazados o incluso enfadados como él, lo que nos preparará para huir o luchar.

Ya sabemos que nuestras emociones son herramientas importantes para entender e interactuar con nuestro entorno. Aun así, tienen defectos y pueden impulsarnos a cometer errores.

Uno de esos errores ocurre cuando nos volvemos excesivamente emotivos y no podemos pensar claramente. Nuestras mentes solo pueden manejar un número limitado de elementos a la vez y cuando estamos en un estado de intensidad emocional, nuestras mente es bombardeadas con pensamientos alarmantes e imágenes perturbadoras. Así, no queda espacio para el pensamiento racional y nuestro juicio se nubla. Por ejemplo, cuando estás aterrorizado puedes verte reaccionando en exceso a ciertas situaciones, pensando que son más peligrosas de lo que realmente son. Éste es el por qué cuando estás aterrorizado, puedes confundir una sábana tendida con un fantasma.

Otro error causado por nuestras emociones ocurre cuando actuamos antes de poder juzgar una situación apropiadamente. Cuando la información entra a nuestro cerebro, una fracción de ella se salta la región responsable del pensamiento racional, el neocórtex, y entra directamente al área emocional, el sistema límbico. Si el área emocional percibe que la información es una amenaza para nosotros, puede provocar que actuemos súbitamente, sin pensar racionalmente. Ésta es la razón por la que puedes pegar un brinco cuando estás en un bosque oscuro y ves una figura extraña con el rabillo del ojo.

Un error más de nuestra mente emocional es reaccionar a situaciones del presente basándose en experiencias pasadas, aun cuando las condiciones hayan cambiado. Por ejemplo, un niño que fue acosado en el colegio puede crecer para convertirse en un hombre seguro de sí mismo, pero aun así sentirse amenazado.

Aunque las emociones son importantes, pueden tomar el control de nuestra mente y corromper nuestro pensamiento racional. Por eso necesitamos algo de ayuda para manejarlas efectivamente.

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